EPISODIO 1: Ataque de Jose Obtuso
Todo pecado empieza siendo de pensamiento
Por
José Obdulio Gaviria Vélez
El episodio de tres burócratas sindicales colombianos en Ecuador ilustra muy bien la clase de enemigos que tiene nuestra democracia; sus marrullas, trapisondas y engaños.
Se convocó en Quito una cumbre de partidos comunistas marxistas leninistas (cualquier cosa que eso sea). Fueron las Farc, el Eln y ciertos burócratas sindicales. Muy orondos, adhirieron a la declaración final: “apoyamos todas las formas de lucha (…) el uso de la violencia organizada (para) conquistar el poder”.
Al ser denunciados por el Vicepresidente como apologistas del terrorismo (“nos solidarizamos con la lucha de los movimientos insurgentes en Colombia”), ripostaron con la estratagema del contraataque: ¡es una injuria contra todo el sindicalismo!, ¡es cacería de brujas!, ¡nos pusieron la piedra al cuello! Los sindicalistas demócratas, que son la casi totalidad, cayeron en la trampa de los ‘profarianos’ y se dedicaron, solidarios, a denunciar al denunciante (Francisco Santos). Los conocedores saben que ahí hay mucho de miedo y de alcahuetería. En privado, en la CUT reconocen que la “combinación de las formas de lucha” ha sido el gran martirio de nuestro sindicalismo, pero temerosos del ‘qué dirán’ o de las retaliaciones (la mayoría de sindicalistas asesinados son víctimas de las Farc, Auc y Eln), prefieren callar y sufrir.
¿Por qué van ciertos colombianos a aquelarres como los de Quito? ¿Será que se les cae un diente y el ratón Miguelito les pone los pasajes debajo de la almohada? ¡No! Van porque pertenecen a la cofradía universal del terrorismo, interactúan con sus colegas del mundo. La cosa es vieja, pero, gracias a Dios, ya está de capa caída. Álvaro Delgado, ex miembro del Comité Central del Partido Comunista, experto en el tema sindical, denunció en su libro Todo tiempo pasado fue peor, que a la mayoría de los dirigentes medios de su partido y del movimiento sindical “se los tragó el remolino de la guerra, del conflicto interno (…) se asustó del apoyo del partido a los grupos armados (página 259)”.
En 2002, los ‘combinadores’ se pavoneaban por todos los escenarios del discurso teórico. Hoy, Uribe los tiene agazapados en el rincón del panfleto o del eufemismo doctrinal. Pero aún hacen daño. Pongo un ejemplo bien ilustrativo: el profesor Óscar Mejía, de la Universidad Nacional, director de su Centro de Investigaciones Jurídicas, defiende esta tesis en ensayo reciente para estudio de sus alumnos: la violencia puede ser o es la forma efectiva de enfrentar a formas de democracia liberal autoritaria como es la nuestra. Haffner, el pensador alemán, dijo que todo pecado empieza siendo de pensamiento y todo error comienza siendo de lógica. En pensamientos y lógicas como los de ese profesor estuvieron metidos durante años el movimiento estudiantil, sindical y la izquierda política. Hoy esos pensadores y sus epígonos de la guerrilla y del paramilitarismo están proscritos, aislados por el grueso de la opinión.
Tomado de aki.
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